A los 3 años y medio fui diagnosticado con leucemia. A los 8 años sufrí una recaída testicular. Por negligencia médica, una caída me dejó en estado vegetal y tuve que volver a aprenderlo todo: caminar, hablar, reconocer a mi familia cuando a penas tenía 9 años, anduve en bastones, sillas de ruedas, vivía en los hospitales, en la teleton. Viví abusos, burlas, dolor, perdidas… y durante años me refugié en la bohemia, el alcohol y las drogas buscando escapar. Estuve enojado con Dios durante mucho tiempo, sintiendo que mi historia era un chiste, una burla.

Hasta que encontré mi despertar de conciencia. Hice mis pases con Dios y el universo. Comprendí que Dios no elige a los preparados: prepara a los elegidos. Comprendí que era un elegido, un sobreviviente, ¡uno de sus mayores guerreros!… y que tenía la misión de compartir mi historia para ayudar a otros a superar las suyas.